Por amor a la música: Robert Johnson y Belcebú, vaya pareja de dos.

Ultima ronda de PAALM dedicada a la señora de la guadaña, y ha sido Carlos, desde su blog "Motel Bourbon" quien nos ha puesto como clave de esta ronda, muertes de músicos envueltas en misterio, rodeadas de conspiraciones y teorías varias, lanzándonos la propuesta de Johnny Thunders, vamos, poniendo el listón muy alto.

Creo que todas las muertes de los grandes ídolos de masas, sean o no pertenecientes al mundo de la música, siempre van a tener un halo de misterio, como si la gente fuésemos incapaces de asimilar la desaparición de personajes mediáticos, viendo siempre alguna mano negra detrás. Casos como Elvis, Michael Jackson, Hendrix, Kennedy son un claro ejemplo en el que nos cuesta aceptar que las cosas son tan sencillas como realmente parecen, pero bueno, la parte positiva de esto es que pasamos a la creación de mitos, de historias que perduran en el imaginario popular.

Este es el caso de mi elección esta semana, el bluesman por excelencia, uno de los padres del rock and roll, sin él saberlo, por cierto, el guitarrista Robert Johnson.

Los datos biográficos de este personaje se confunden con la leyenda que el mismo fomento y que en los años 60 creció hasta alcanzar la categoría de mito, gracias a personajes como Keith Richards, Bob Dylan, Jimmy Page, Ry Cooder o Muddy Waters.

Nacio en Hazleurst, Mississippi un 8 de Mayo de 1911, hijo ilegitimo de Julia Dodds y de Noah Johnson, vivió toda su infancia junto a su madre en un constante carrusel de amantes y cambios de domicilio. 

una de las dos únicas fotos de Johnson

Desde pequeño mostró gran interés por la música, primero por el arpa y después por la armónica. Abandono los estudios en 1927, a los 16 años de edad, aduciendo problemas en la vista.

A los 17 años se casa con Virginia Travis, pero el matrimonio será breve, pues dos años después esta fallece, con 16 añitos, junto con el niño que estaba esperando.

Se inicio en el mundo del blues con la armónica y después paso con la guitarra, instrumento con el que sus inicios fueron mas bien mediocres, siendo apadrinado por gente de la época de la talla de Charlie Patton o Son House, todos de la zona de Robinsonville, del delta del Mississippi.Posteriormente se uno a una mujer bastante mayor que el, dando inicio a una larga serie de amantes e hijos ilegítimos, que duraron hasta el día de su muerte, muerte relacionada con este apartado de la vida del músico.

A raíz de la temprana muerte de su esposa es cuando empieza la leyenda, se habla que aprendió a tocar blues a medianoche y sobre una tumba, después de compaginar su labor musical con la de temporero, desapareció durante un año de Robinsonville, sin que nadie supiese nada de el. a su regreso volvió convertido en un interprete rotundo, que estremeció a todos los bluesman de la zona, con sus falsetes característicos y una forma intuitiva de tocar la guitarra que crearían escuela, con ese slide tan característico.

¿Como aprendió a tocar así? según sus conocidos la respuesta era "sencilla", "Para aprender a tocar lo que quieras y componer tus propias canciones, tienes que llevar tu guitarra a un cruce de caminos, el lugar donde dos caminos se cortan: Acude ahí y antes de medianoche, entonces toca algo tuyo con la guitarra. Un hombre grande y negro, nuestro amigo Belcebú, aparecerá, cogerá tu guitarra y tocara para ti, tocara tu canción y te devolverá la guitarra, así aprenderás todo lo que necesitas". El mítico cruce en el que supuestamente aprendió Robert Johnson a tocar la guitarra es el de la autopista 61 con la 49 en Clarksdale, Mississippi.

En fin así o como diablos fuese, el caso es que se convirtió en músico profesional, adquiriendo gran prestigio en la zona del delta, St. Louis, Chicago y N.Y., viajando constantemente, desapareciendo sin dar explicaciones cada vez que tenia sus eternos "asuntos de faldas", la vida que llevaba era prácticamente la de un vagabundo con un don para la música.

Profesionalmente su legado se limita a 29 canciones, 29 obras de arte que ya forman parte del cancionero popular norteamericano, tanto por la música como por la temática de sus letras religiosas, sexuales y festivas. Echad un oído al listado que pongo al final del post, descubrirás que grandes canciones clásicas del blues que llevamos escuchando desde siempre resulta que llevan su firma, para mi fue una sorpresa el descubrirlo.

En aquella época ser músico de blues era un oficio peligroso, los músicos envidiaban tu éxito, las mujeres te odiaban si mirabas a otras, los hombres te odiaban si mirabas a sus mujeres y encima Robert Johnson era negro.

La otra foto de él

Así es como llegamos al 16 de agosto de 1938, día de la muerte de Johnson. sobre esta muerte circularon distintas versiones: suicidio, magia negra, envenenamiento, incluso se llego a comentar que se le vio durante días correr sobre sus manos y rodillas, como un perro, hasta que el diablo vino a llevárselo, el caso es que falleció a los 27 años, inaugurando el famoso "club de los 27".

La verdad no se supo hasta 30 años mas tarde, cuando un tal Gayle Dean Wardlow descubrió una partida de defunción, tiro del hilo, entrevistando a dos supuestos testigos que coincidieron en lo fundamental. En 1938 la muerte de un bluesman vagabundo no fue relevante para la policía, por lo tanto no había ni ficha policial de su fallecimiento. Los dos testigos coincidieron en lo siguiente:

En agosto de 1938, Johnson estaba tocando en un local de un pueblo llamado Three Forks, cerca de Greenwood, el dueño del local era de un hombre con cuya mujer, Johnson mantenía relaciones. Una noche, el dueño del local le ofreció una botella de whisky abierta que resulto estar envenenada con estricnina. Días después falleció de forma agónica en casa de unos conocidos. 

La influencia de Johnson en la música surgió en los años 60 y continua en nuestros días. La verdad que el diablo hizo bien su trabajo, le dio fama e inmortalidad pero sin que pudiera saborearla, dejando un rastro bastante difuso de su persona.

Pd. Para hacer este post me he basado en Wikipedia (como no) y en un articulo de Ramón Del Solo de la revista Almiar.